Amado Dios eterno, en este momento me acerco a ti reconociendo que eres mi refugio seguro y mi fortaleza en tiempos de prueba. En medio de las dificultades y los desafíos, me afianzo en tu promesa de protección y fidelidad. Te pido que me fortalezcas y me llenes con tu paz, confiando en que estás siempre a mi lado.

Señor, encomiendo a tus manos todas mis preocupaciones y temores. Confío en que debajo de ti están los brazos eternos, dispuestos a sostenerme y guiarme en cada paso que doy. Ayúdame a recordar que, a pesar de los ataques del enemigo, tú estás conmigo y me capacitas para superar cualquier adversidad.

En momentos de debilidad y desánimo, te pido que me des la valentía y la determinación para resistir al enemigo. Capacítame para discernir y rechazar las mentiras y las tentaciones que intentan apartarme de tu camino. Que tu Espíritu Santo me guíe y me dé fuerzas para vencer todas las estrategias del enemigo.

Gracias, Dios fiel, por tu promesa de expulsar al enemigo de mi presencia y de ordenarme que lo destruya. Ayúdame a luchar con la armadura espiritual que has provisto, confiando en tu victoria y en tu poder. Que mi vida sea un testimonio de tu fidelidad y de tu capacidad para llevarme a la victoria en todas las circunstancias.

En el nombre poderoso de Jesús, Amén.